martes, 31 de mayo de 2011

Fija tu propio curso






Somos impotentes ante las expectativas que otras personas tienen de nosotros. No podemos controlar lo que los otros quieren, lo que
esperan o lo que quieran que hagamos o seamos, porque por más que queramos y trabajemos en ello, siempre estarán insatisfechos con lo que hagamos.

Podemos controlar cómo respondemos a las expectativas de los demás.
Durante el curso de cualquier día, la gente hace demandas acerca de
nuestro tiempo, talentos, energía, dinero y emociones. No tenemos
por qué decir sí a cada una de sus peticiones. No tenemos por qué
sentirnos culpables si decimos que no. Y no tenemos por qué permitir
que el alud de exigencias controle el curso de nuestra vida.

Tengo un concepto de esto muy claro, que debemos estar abiertos y receptivos a los demás, inclusive escucharlos; y quizás de sus sugerencias no crear conflictos, al contrario decir "es una idea que no había valorado, te lo agradezco, me lo voy a pensar", pero soy de las personas que no hago lo que la gente quiere que haga, porque he decidido confiar en mis talentos y en mis criterios apoyada de la fuente Divina que todo lo puede!

No tenemos que pasarnos la vida reaccionando a los demás y al curso
que quisieran que tomara nuestra vida.
Podemos fijar límites, barreras firmes acerca de qué lejos vamos
a ir con los demás. Podemos confiar en nosotros mismos y escucharnos
a nosotros mismos. Podemos fijarnos metas y dar una dirección a
nuestra vida. Podemos valorarnos a nosotros mismos.

Podemos adueñarnos de nuestro poder al tratar con la gente.
Resérvate algo de tiempo. Piensa acerca de lo que tú quieres.
Considera cómo afectaría el curso de tu vida el hecho de que
respondieras a las necesidades de otros. Vivimos nuestra propia
vida no permitiendo que otra gente, ni sus expectativas, ni sus
demandas controlen el curso de nuestra vida. Podemos dejar que
tengan sus expectativas y que hagan sus demandas; podemos dejar que
tengan sus sentimientos. Podemos adueñarnos de nuestro poder para
elegir el camino correcto para nosotros.

Hoy, Dios mío ayúdame a adueñarme de mi poder desligándome , y a
elegir en paz el curso de acción adecuada para mí. Ayúdame a saber
que me puedo desligar de las expectativas y deseos de los demás.
Ayúdame a dejar de complacer a otra gente y a empezar a complacerme
a mí mismo, aún así no dejándome gobernar por el ego.

Con todo mi afecto

Catalina Hill

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